lunes, 22 de abril de 2013

Pastoral desde el Evangelio; Marcos


Aproximación al texto de Marcos 5, 21-24, 35-43  y Paralelos Sinópticos, Propuesta de Aplicación Pastoral



 Pbro. Johnnathan Giménez S.J

  
Nos disponemos a realizar un esfuerzo por analizar la perícopa del evangelio de Marcos y sus sinópticos que narran la curación de la hija de Jairo, un funcionario de la sinagoga de esa región.




El objetivo fundamental se centra en un intento personal  y académico en ubicar aquellos aspectos que pueden ser considerados de mayor relevancia, así como situar  la perícopa en su ambiente histórico. Trataremos de establecer las ideas que presenta el texto con atención a lo particular de cada autor evangélico. Finalizaremos con una propuesta de aplicabilidad de uno de los textos en un contexto de trabajo pastoral.

Desarrollo

            Marcos 5:21-43

“En aquel tiempo Jesús atravesó el lago en la barca y de nuevo se juntó mucha gente alrededor de él en la orilla. Llegó entonces uno de los jefes de la sinagoga, que se llamaba Jairo y, cuando vio a Jesús, se postró a sus pies. Le rogaba: “Mi hija está agonizando; ven, pon tus manos sobre ella para que se sane y viva”. Jesús se fue con Jairo en medio de un gentío que lo apretaba.[…]  
Jesús estaba todavía hablando cuando se acercaron algunos de la casa del jefe de la sinagoga, diciendo: “Tu hija ya murió… Jesús... dijo al jefe de la sinagoga: “No tengas miedo, solamente ten fe”... Cuando llegaron a la casa... Jesús les dijo: “¿Por qué esta bulla?, la niña no ha muerto sino que duerme”... Tomando la mano de la niña, le dijo: “Talitá kum”, que quiere decir: “Niña, a ti te lo digo, levántate”. Y ella se levantó al instante y empezó a corretear, pues tenía unos doce años. Había que ver el estupor que esto produjo. Pero Jesús les ordenó severamente que no lo contaran a nadie, y además mandó que dieran de comer a la niña.”

            

         Esta perícopa la encontramos en los sinópticos restantes; en Mateo. 9, 18 - 26 y en Lucas. 8, 40 - 56.  Esta narración de Marcos, en contraste de los otros sinópticos, es muy minucioso, la representación de los personajes y los sucesos, nos revelan que el testigo, nos hace ver con cuidadoso detalle  todas las actitudes, que suceden Momento a momento, la de Jesús, los discípulos, las personas, los que imploran, los que sufren, los que turban y los que lloran, en otra palabras, es un relato lleno de vida.



Ha de recordarse que en Marcos uno de los objetivos primordiales es el de mostrar a Jesús como como el Siervo de Dios en acción.  Para Biglia, Marcos escribe a una comunidad perseguida…todo el evangelio es un seguimiento de Jesús.[1] Escribe a los cristianos perseguidos. Este evangelio es orientado a los gentiles; explica las cuestiones judías (tradiciones, palabras, frases) se encuentra la utilización de palabras latinas. En su composición llama poderosamente la atención el hecho de usar más de cuarenta veces la palabra “euthos” (luego, inmediatamente, y...)

Como particularidad del evangelio de Marcos, llegó a pensarse, que por su forma de escritura; directa, con incisos y palabras llanas, no era de los primeros evangelios. Su modo de expresar las acciones de Jesús en formas poco estilizadas le valió este tipo de apelativos.
En cuanto a la teología de Marcos según Gnlika, la intención primitiva consistió en trasmitir tradiciones de Jesús. Su tarea consistía en tejer estas tradiciones en un marco vinculante, el evangelio. Este debería servir a la proclamación de la iglesia.[2]
La perícopa a desarrollar según Biglia, pertenece a lo que se ha llegado a denominar “milagros agrupados” son dos milagros distintos unidos en una solo relato.[3]  La curación de la mujer con flujo de sangre (V. 25-34) de la cual no se tratará en este ejercicio. A esta técnica marcana algunos estudiosos como Harrington[4] le llaman “sándwich”.
 Ubicamos a Jesús volviendo a Galilea luego de la curación del endemoniado de Gerasa; Mc. (5, 1-20).  La riqueza teológica que presenta esta perícopa es altamente elevada por diversos autores. Los símbolos utilizados por el evangelista como el mar, la barca, la orilla del lago, etc. expresan un lenguaje lleno de sentido. 
Biglia menciona que marcos coloca el mar como símbolo del mal que Jesús viene a destruir.[5]   Otro de los elementos que merece la pena ser mencionado es el de la multitud, el gentío que esperaba a Jesús. Como mencionan Mateos y Camacho esta multitud está a la espera de Jesús buscando lo que la institución religiosa no les da, hablan de un pueblo oprimido por prácticas religiosas y dirigentes religiosos en los que no encuentran consuelo.[6] (V. 21ª).
Otro aspecto importante es lo  referente a que el lugar donde ha desembarcado Jesús hay una sinagoga. (V. 22.)” Un jefe de la sinagoga”, llamado Jairo es el nuevo personaje que aparece en escena. Llama la atención que un funcionario de la sinagoga no venga a Jesús con desanimo, más bien llega a echarse a sus pies implorando por su hija. (V. 22-23). Este gesto indica varias cosas; en primer lugar que esta persona ha escuchado sobre Jesús y sus milagros, que la situación de desespero ante la salud de su hija le llevan a romper el muro de colocarse abiertamente contra las autoridades judías al buscar la ayuda de Jesús.[7] Marcos pone en boca de Jairo que su hija está agonizando (V. 23ª) a diferencia de los otros dos sinópticos que dicen que ya ha muerto.
En lo consecuente Jairo le pide a Jesús que venga a su casa, para que le imponga las manos, se salve y viva (V. 24ª). El imponer las manos, subrayan diversos autores, se refiere a una práctica de la tradición taumaturga, el milagro de la sanación es transmitido por la persona que tiene ese poder. Mateos, J. y Camacho, F mencionan que en la cultura judía significaba la trasmisión de una fuerza o energía personal y se usaba para curar o bendecir…que se interpretaba como comunicación de vida.[8]
Al finalizar el relato del milagro de la mujer con flujo de sangre vuelve a la escena Jairo (V. 35), ahora ha llegado alguien que le dice que no es necesario molestar ya al maestro porque su hijita ha muerto. Tal vez la última esperanza que poseía Jairo se desvaneció con esa noticia, la fe que tenía en que Jesús pudiera salvarla se desmoronó. 

Ante la noticia fatídica de la muerte de la niña Jesús saca a relucir lo que se considera el mensaje y sentido de estos dos milagros; la fe la muerte y la vida. Le dice a Jairo que no tema, que solamente tenga fe (V. 36 b) la fe que pide Jesús rompe las fronteras de la fe que Jairo traía en su búsqueda de Jesús. Quienes acompañan a Jesús son Pedro, Santiago y Juan, deja atrás a la muchedumbre y se encamina a la casa del jefe de la sinagoga. Este gesto de permitirse ser acompañado por estos tres discípulos responde a la tesis de algunos autores como Harrington en que estos conformaban el círculo íntimo de Jesús, pues están presentes en los milagros y hechos trascendentales de Jesús.[9]
Cuando llegaron a la casa Jesús vio un gran alboroto, y gente que gritaba y lloraba, todo el “rito” ya evocado por Jeremías, (Jer 9:17-18). Ante este panorama Jesús les dice a los presentes, « ¿Por qué se alborotan y lloran? La niña no está muerta, sino que duerme» (V. 39).  Encontramos aquí el uso eufemístico del sueño por la muerte es usual al pueblo judío. Y los presentes no aceptan las palabras de Jesús, no entienden que el poder del hijo de Dios ante la vida y la muerte es ilimitado. Por ello sabiendo aquellos mercenarios fúnebres la realidad de la muerte de la niña, se rieron de Jesús. Según Mateos, J. y Camacho, F, la reacción de los presentes es de total escepticismo. No aceptan la esperanza que les abre Jesús. En su interpretación estos autores presentan a la niña que ha muerto como el pueblode Isrrael …constatan que en la institución el pueblo muere y se limitan a desahogar s
Sólo permitió penetrar en la habitación de la niña muerta a sus padres y a sus tres apóstoles. Y “a todos los demás los echó fuera” (V. 40)
Y, acercándose al lecho, tomó a la niña de la mano, y le dijo unas palabras en arameo. «Talitá kum», que significa: « ¡Niña, Yo te lo ordeno, levántate!»(V. 41), para diversos autores estas palabras en arameo indican la antigüedad del relato, para otros autores puede suponer una frase sanadora. En ella se encierra el carácter sanador de Jesús destacándose su autoridad.
Y al instante la niña de doce años se levantó y echó a andar, luego mandó que diesen de comer a la niña (V. 42) para  Harrington la acción de la niña y la reacción atónita de la gente confirman la realidad del milagro.[10] Para Gnlika, la mano contactante de Jesús trae la salvación, pero el horizonte conceptual es bíblico, hay que pensar en la poderosa, protectora auxiliadora mano de Yahvé.[11] Pero para otros autores como Mateos, J. y Camacho, F. resalta también el hecho de que Jesús vuelve a quebrantar la ley al tocar un cadáver. Jesús no respeta la lay de lo impuro, que, apelando a una supuesta voluntad divina, le habría impedido dar vida a ese pueblo…para Jesús, el único criterio para juzgar de lo bueno y de lo malo es el bien del hombre.[12]
En  el  V. 43 el ruego de Jesús porque no se diga nada sobre lo que allí ha sucedido es incomprensible. Una demostración de poder de tal magnitud no podría haber quedado en silencio. En el mismo versículo cuando manda que le den de comer nos demuestra este relato la verdad de la resurrección, porque  no sólo la había resucitado, sino curado; la necesidad de comida es símbolo de  la perfecta salud que ya tenía. Como nos comenta Harrington, este detalle confirma el hecho de la curación al tiempo que manifiesta la curación de Jesús.[13]
Esta perícopa nos muestra el poder de Jesús que se manifiesta incluso ante la muerte, que se somete a su palabra absoluta, la resurrección de la hija de Jairo, nos muestra el poder de Jesús sobre la vida humana.

Aplicación pastoral de la perícopa de Marcos 5, 21-24, 35-43





En este pasaje del evangelio evidentemente que el signo que nos llama fuertemente la atención es la resurrección de la hija de Jairo, una niña muerta precozmente a los doce años. Pero para el poder de Dios todo es posible, y es igualmente manifestación de su amor.

Ante el milagro de la resurrección de la hija de Jairo, podríamos tener dos actitudes; una actitud de auditorio, simplemente nos acercamos a esta narración del evangelio con curiosidad, para estar simplemente informados, como espectadores ante una realidad que no es con nosotros. Podríamos pensar sobre suerte que ha tenido este  papá a quien Jesús le devolvió viva y sana a su hija.
Pero a la vez, podemos estar pensando, la cantidad de  niños y niñas, cuántos jóvenes que han muerto y siguen muriendo prematuramente en el mundo, en nuestro país y en el barrio, sobre los que no ha ocurrido ningún milagro como este. Simplemente las personas han quedado congeladas, llorosas y apesadumbradas por el poder destructivo de la muerte.
El milagro de la resucitación de la hija de Jairo no puede quedar allí, sólo en el hecho milagroso, al final la niña habrá muerto como todos  unos años más tarde. Tenemos entonces que el hecho milagroso no acabó con el "problema de la muerte", simplemente lo retrasó por unos años.
Quienes tengan estas opiniones  no deducirían  nada del trasfondo del milagro y no permitirían  que el milagro significara una llave que nos abra la puerta de la fe en Jesús. La fe que Jesús pedía a Jairo en su dolor y desesperación.
Como seres creados y finitos, parte de la vida es la muerte, a ella nos enfrentamos día a día. Podemos situarnos ante ella como el final o como parte de la vida. La muerte no es el final y eso es lo que viene a decirnos hoy Jesús. Por eso como cristianos necesitamos tener ante este milagro otra actitud, hay que ver con los ojos del corazón: la lección fundamental de este milagro es el poder de Jesús sobre la muerte. Jesús, el dueño absoluto de la Vida tiene un absoluto poder sobre la muerte.
Y el poder más fuerte que tiene Jesús sobre la muerte, es arrancarla de su fuerza destructora. Hacer que la muerte no sea muerte, sino aurora de vida, amanecer radiante. Cristo con su muerte destruyó la muerte.
La victoria que  Cristo tiene sobre la muerte, el verdadero gran milagro, está en penetrar en la realidad última de la vida y de la muerte y hacernos encontrar una bella flor: el sentido verdadero que tienen tanto la vida, como la muerte. Porque para los cristianos el real sentido que hemos descubierto y en el cual creemos por medio de la fe en Jesús, nos hace ver a la muerte con otro a mirada, una mirada transformada en el despertar a la vida.
La muerte como parte de nuestra condición de seres creados y la razón de nuestra fe, nos desafían para que superemos la tristeza con que solemos mirar la muerte. Sólo cuando la muerte nos toca de cerca enfrentamos esa realidad que nos espanta y nos hace reflexionar sobre el sentido de nuestras vidas. Esta realidad nos hace darle su auténtico sentido.

El sentido de la vida es algo tan importante, dar sentido y respuesta a la vida, a nuestra propia vida en Cristo es nuestra primordial tarea, pues  sin él nos resulta muy difícil vivir esta vida. Quien no encuentra sentido a la vida vive como quien va en la obscuridad sin saber dónde va.
La vida es hermosa, y se vive sólo una vez, que el Señor de la vida nos tome de la mano, nos levante de nuestros sufrimientos, nos sane y nos de la vida verdadera para siempre. Amén.


Bibliografía



Biglia S. et al. (2003) Comentario Bíblico Latinoamericano. Verbo Divino. Pamplona
Gnlika, J. (1999) El evangelio según san Marcos. Vol. I. Sígueme, salamanca.
Harrington, D. et al.  (2004) Nuevo Comentario Bíblico San Jerónimo. Verbo Divino. Pamplona, Navarra.
Mateos, J. y Camacho, F. (2003) El Evangelio de Marcos I. Análisis lingüístico y Comentario exegético.  El Almendro.
Schokel, A. (1993) Biblia del Peregrino. EGA Mensajero.

NOTAS:


[1] Biglia S. Comentario Bíblico Latinoamericano. (2003) p. 401
[2] Gnlika, J. El evangelio según san Marcos. Vol. I. (1999) p. 30
[3] Biglia, J (2003) p. 423
[4] Harrington, D. Nuevo Comentario Bíblico San Jerónimo. (2004) p.33
[5] Biglia S. (2003) ídem.
[6] Mateos, J. y Camacho, F. El Evangelio de Marcos I. Análisis lingüístico y Comentario exegético.  (2003) p. 462
[7] Harrington, D. (2004) p.33
[8] Mateos, J. y Camacho, F. (2003) p. 464
[9] Harrington, D. (2004) p.33
[10] Harrington, D. (2004) p. 34
[11] Gnlika, J. (1999) p. 253
[12] Mateos, J. y Camacho, F. (2003) p. 494
[13] Harrington, D. (2004) p. 34

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